Facultativos de tres especialidades (Atención primaria, Neumología y Cirugía torácica y Medicina del trabajo) han pedido por carta a la Dirección General de Tráfico (DGT) que se impulsen campañas de concienciación entre los conductores fumadores y que no se permita fumar dentro del vehículo, aunque se viaje sólo, como el ocurre a la mayoría de los conductores profesionales.
En la actualidad, el Reglamento General de Circulación no exime del consumo de tabaco mientras se conduce; sólo dice que el conductor está obligado a mantener su propia libertad de movimientos, el campo necesarios de visión y la atención permanente a la conducción para garantizar su propia seguridad y la del resto de los ocupantes del vehículo y usuarios de las vías.
En la carta, las tres sociedades científicas piden que no se fume durante la conducción porque, en su opinión, el consumo de tabaco "afecta a la capacidad refleja, motora y cognitiva del conductor y puede ocasionar accidentes de tráfico". Otros síntomas que provoca el tabaco son cefaleas, cansancio, fatiga, elevación de la presión arterial y mala oxigenación.
Los médicos recuerdan que las distracciones han supuesto un 32% de las víctimas por accidentes de tráfico en 2017, y que más del 60% de los accidentes se deben a la pérdida del contacto visual con la carretera. Además, el tabaco obliga al conductor a conducir con una sola mano, mientras busca el cigarrillo, lo aproxima a la boca, busca el mechero y enciende el cigarrillo.
Además, según los médicos, sostener el cigarrillo impide, además, abrir totalmente la mano y agarrar el volante con seguridad, al necesitar más de cuatro segundos para encender un cigarrillo. Se ha calculado que, en ese tiempo se recorren 113 metros a 100 kilómetros por hora, una velocidad que requiere una distancia aproximada a un campo de fútbol para detener el vehículo que se conduce. A ello se suma la probabilidad de que, al encenderse un cigarrillo, aumenta un 50% el riesgo de producirse un incendio.