Miebach Consulting ha publicado un documento que bajo el título “Distribución Urbana de Mercancías“ analiza los retos a los que se enfrenta la distribución urbana de mercancías y cómo solucionarlos.
La distribución urbana de mercancías o de la última milla es un servicio que cada día cobra más relevancia dentro de la cadena logística, sin embargo, las autoridades empiezan a tomar medidas restrictivas para el acceso de vehículos de reparto a los centros urbanos con el fin de evitar la congestión y proteger el medio ambiente.
En España la venta por internet de los sectores de ropa y complementos, electrónica, libros, música, juguetes, regalos, deportes, salud y belleza ha crecido un 37% en los últimos tres años, pasando de representar un 6,5% de las ventas totales en 2014 a un 8,9% en 2017. Esto pone a prueba las infraestructuras de tráfico de nuestras grandes ciudades y además influye en las emisiones de CO2, la mayoría cuentan con altos niveles de polución atmosférica, muy por encima de los límites establecidos por la Unión Europea.
En Madrid los vehículos más contaminantes, camiones y furgonetas de diésel, disponen de menos tiempo para realizar las labores de carga y descarga que los vehículos eléctricos o propulsados con GLP. Según el “Plan Aire 2017”, estas restricciones irían aumentando de manera progresiva hasta el 2022, año en el que ya no podría entrar ningún vehículo diésel en la “zona cero emisiones” de la capital.
El pacto de París del 2015 (“United Nations Climate Change Conference”, COP 21 o CMP 11) obliga a reducir en un 20% las emisiones de gases de efecto invernadero antes del año 2020 y España está lejos de cumplir este objetivo.
Las nuevas tendencias en el ámbito de la logística urbana también han despertado el interés del sector inmobiliario. Un ejemplo de ello es el proyecto “inmologístico” Logiprime, lanzado en el 2017, cuyo objetivo es desarrollar un modelo de plataformas urbanas de mercancías de pequeño tamaño ubicadas en el centro de la ciudad.
También los ayuntamientos quieren colaborar en la creación de un nuevo modelo de distribución que sea más eficaz y, sobre todo, más sostenible.
En Madrid, el “Plan de Movilidad 2014” incluye medidas a favor de las microplataformas de proximidad en los accesos a la M-30 y M-40, destinadas a vehículos poco contaminantes para la distribución capilar urbana de mercancías. Los proyectos CityLogin y FREVUE son dos ejemplos en los que el ayuntamiento de Madrid participa y en los que se han creado plataformas urbanas que reciben mercancía procedente de varias empresas y donde la distribución se hace únicamente con vehículos no contaminantes.
En Barcelona, la agencia de Ecología Urbana ha creado un plan en base a la de nición de “supermanzanas” (barrios o “super islas” dentro de la ciudad), conectadas entre sí por las vías básicas. De acuerdo con su visión, las plataformas urbanas del futuro sólo podrán estar al lado de esas vías básicas.