El negocio del comercio electrónico representa ya el 55% de los ingresos de las empresas de logística en España. Dentro de la imparable expansión de esta actividad en nuestro país, un dato muy revelador apunta que si las empresas de paquetería contaban en 2012 con un 15% de envíos a particulares, ahora ese porcentaje roza el 60%. En este contexto, la facturación del comercio electrónico asciende a 23.000 millones de euros anuales, cifra que se prevé que este mismo año alcance los 27.000 millones y que se sitúe en los 30.000 millones en 2018.
De esta realidad derivan multitud de nuevos retos, y entre ellos UNO, la Organización Empresarial de Logística y Transporte, defiende la creación de una normativa marco nacional para la distribución urbana de mercancías, sobre la que se puedan apoyar las ordenanzas municipales de cada Ayuntamiento sobre el reparto en ciudad.
Al mismo tiempo, el secretario general de la entidad, Francisco Aranda, acaba de anunciar que UNO va a promover la creación de una escuela de repartidores y un código de buenas prácticas en la distribución urbana de mercancías. El objetivo de ambos proyectos es sentar las bases de la distribución urbana de mercancías que requieren las smart cities, “favoreciendo el servicio a los ciudadanos que compran online, la descongestión del tráfico y el cuidado medioambiental”.
Para UNO, el crecimiento del comercio electrónico no ha tocado techo. “Estamos viendo cómo las redes sociales cada vez más incorporan herramientas de compra online en un clic y la media de compra online española se aproxima a la europea”, asegura su secretario general. “La logística, de nuevo, será la clave para evitar que las ciudades se colapsen. Tenemos que construir entre todos la distribución urbana de mercancías del futuro, para que el comercio electrónico continúe suponiendo una fuente de actividad económica en el país”.
UNO ya está trabajando con algunas ciudades en la armonización normativa de la distribución urbana. Es el caso del área Metropolitana de Barcelona. “Esto está resultando un éxito porque todas las medidas que se están tomando son de la mano del sector. El caso de Barcelona no puede ser un caso aislado. Todos los ayuntamientos de las grandes ciudades deben promover medidas de armonización con los municipios de su provincia y de provincias aledañas”, concluye Francisco Aranda.