«La situación es grave. No queremos que nos tilden de llorones, pero necesitamos la ayuda del Principado para salvar al sector». Bernardo Alija, presidente de la Federación Asturiana de Turismo Rural (Fastur), vuelve a repetir el mismo mensaje que, en nombre del más de medio millar de empresarios a los que representa, lanzó el verano pasado: «Estamos en riesgo de quiebra».
Para evitarlo, la entidad ha elaborado un Plan Estratégico del Turismo Rural, un documento que tiene sus propias líneas rojas: «la llegada de internet a la zona rural, contar con red de transportes y señalización». Según explicó Alija, «estamos en un momento de grave crisis, pero también de cambios. Ahora mismo, el 80% de las reservas son por internet, pero en los empresarios rurales vemos que, en muchas zonas, no tenemos acceso. Y el teléfono ya no suena».
A la necesidad de multiplicar la red en Asturias, suma el presidente de Fastur la de «contar con servicio de transporte. No pedimos nada a la carta, sino que se permita que se exploten rutas ahora en desuso, tanto por autobuses como por cooperativas de taxi. No sólo nos ayudarían a nosotros, que estamos desatendidos, sino que se crearían puestos de trabajo». Asimismo, el documento elaborado por Fastur incluye la demanda de «señalización. Ahora no sólo es que no estén señalizadas ninguna de nuestras casas u hoteles, es que se multa a quien lo señaliza, aunque lo haga con un cartel en su finca».
El plan incluye, además, peticiones de formación, promoción turística y, especialmente, «participar en el Consejo Consultivo de Turismo», para poder tener «voz en la programación turística». Bernardo Alija insiste en que «la situación es crítica. Esta Semana Santa, muchos han optado por no abrir, porque para dos días, no compensa. Y eso puede ir a más».