Brasil enfrenta problemas de logística para el tratamiento de los residuos electrónicos, según apuntó hoy el especialista español José Ramón Carbajosa, presidente del WEEE Forum europeo y director de la Fundación Ecolec.
"El problema operativo en Brasil, principalmente, es el de la logística, pues el país no cuenta con un verdadero sistema ferroviario y los puertos están saturados", señaló Carbajosa en declaraciones a Efe.
Según Carbajosa, en Brasil resulta más barato realizar el tratamiento de una nevera desechada en las capitales del litoral nororiental, como Recife (Pernambuco) o Natal (Río Grande do Norte), en una ciudad española como Tenerife, que en el moderno centro de reciclaje para esos electrodomésticos en el estado de Sao Paulo.
Carbajosa participa en el IV Foro Internacional de Logística Inversa de Sao Paulo, que reúne entre hoy y mañana a especialistas sobre "logística inversa" de posventa y posconsumo, como se conoce al sector del reciclado de productos electrónicos.
El experto presentará mañana durante el foro el proyecto WEEE Trace, una iniciativa de "eco-innovación" aplicada en Europa para aumentar la cantidad de residuos electrónicos gestionados por un sistema de control.
"Es una propuesta para la industria brasileña, que tiene problemas en el sistema de recogida y debe incluir a todos los agentes, partiendo de los chatarreros, y canalizar todo el proceso de una forma adecuada", apuntó Carbajosa.
El proyecto en Europa, que cuenta con un moderno sistema de monitorización de los residuos de la cadena productiva, tiene una duración de 36 meses, hasta julio de 2014, y el 50 % de la financiación corre a cargo de la Unión Europea (UE).
Para el español, los ocho años de ventaja de Europa en ese tema, incluso con los problemas en los países del sur de ese continente, como España, Portugal e Italia, pueden acortarse en Brasil con un acuerdo sectorial y la implementación de la normativa propuesta en 2010, que se debe reglamentar en los próximos días.
Por ejemplo, en 2011, citó Carbajosa, el mercado español produjo 664.900 toneladas de residuos de aparatos electrónicos, pero sólo el 30 % recibió un tratamiento adecuado, situación que deja un vacío y pone en riesgo a la salud pública.